He hecho casi de todo; he aprendido y he desaprendido, me he tirado por
no caerme, y me ha costado levantarme. Me han mentido por no saber
confiar y he mentido por algún capricho. He odiado a quien más me
importaba y he amado a quien menos me esperaba. He abrazado a algunos
miedos de atrás, y he peleado con algún sueño. He perdido el tiempo, y
no he podido recuperarlo. He pensado en dejarlo todo y olvidarlo, y lo
he hecho. He besado a quien pensaba que quería, y me he engañado a mi
misma, he deseado dormir todo el día o estar toda la noche en la calle.
He hecho daño a esos cinco inseparables que se cuentan con los dedos, y
he mandado a la mierda a la ignorancia por seguir poniéndome pesada. He
aprendido que querer olvidar a alguien es pensar en él. He llorado y he
sonreído por el mismo motivo. Me he hecho la dormida. He firmado algunas
despedidas. Me he ido de casa dando un portazo y he vuelto sin estar
arrepentida. Me he dado cuenta de que todo el mundo te hace daño, pero
que hay gente por la que merece la pena pasarlo mal. He sido celosa. He
seguido la teoría de los polos opuestos, y la he comprobado. He bebido y
he fumado. Me han dado la razón. He esperado un algo durante horas, y
ha merecido la pena. He pasado de largo y luego me he girado por
arrepentirme. He insultado a personas y con un abrazo se ha pasado. He
sido la mitad de algo especial. He diferenciado entre personas y gente.
He echado de menos hasta quedarme ausente, y he echado de más a gente
sin la que antes era incapaz de vivir. He dependido de alguien. He
aprendido a comer sin mancharme toda la cara, aunque me siga costado, y a
no sobrepasarme con el chocolate cuando estoy mal. He vuelto a
reaparecer eso de sentir algo y se ha vuelto a ir. He dejado de tener
frío por un abrazo y he tenido calor en pleno enero a las ocho de la
mañana. He necesitado a una sola persona. He sentido escalofríos por una
palabra, y he dejado el orgullo por los suelos por una persona.
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